Hacer frente
a los desafíos que demanda la Educación en pleno siglo XXI implica repensar
nuestro quehacer pedagógico respondiendo a las necesidades del Mundo actual. Tanto nuestras vidas personales como la intimidad de
nuestro hogar se han visto invadidos por una multiplicidad de nuevos
aparatos que facilitan nuestra existencia, lo que exige una cierta disposición
hacia la innovación. Bajo este contexto los tiempos actuales demandan una
ciudadanía informada y participativa, sustentada en una opinión fundada.
Hace algunas décadas, resultaba factible acceder a grandes oportunidades
laborales aun abandonando el sistema educativo formal, hoy día resulta
prácticamente imposible quedarse sólo con una formación inicial, pues descartar
cualquier instancia de capacitación podría resultar incluso en nuestra
exclusión del mundo laboral. Frente a los tiempos de cambio, vivir en una sociedad
del conocimiento obliga a que la educación actual no se reduzca meramente a una
alfabetización básica, su real función va más allá, implica un enfoque en el
desarrollo y el potenciamiento de competencias y habilidades que
promueven un aprendizaje permanente1.
Desde la educación formal, el valioso aporte al que
pueden contribuir las tecnologías de la información, lamentablemente se ve muy
disminuido si no se logra integrarlas pedagógicamente de manera real y efectiva
en los programas de estudio. A este respecto, cabe mencionar que la utilización
de las TIC debe plantearse desde una estrategia pensada en los objetivos de
aprendizaje que se espera alcancen los estudiantes, y no así limitarse
simplemente al ámbito que se les suele asignar desde una mirada aún algo
resistente a la innovación, que en algunos casos observa de manera peyorativa
la incorporación al aula de cualquier herramienta lejana al modelo clásico de
enseñanza.
Los actuales paradigmas en educación contrario a lo que
sucedía hace algunas décadas donde el profesor era visto como una autoridad que
imponía un saber que debía ser asimilado por los estudiantes, lo conciben como
un guía en el acto de aprendizaje. Las tendencias que imperan hoy presuponen la
existencia de equipos docentes capacitados, y al corriente tanto de las
innovaciones tecnológicas como de los procesos educativos propiamente dichos.
Todo ello exige que la formación actual del profesorado vaya más allá que
simplemente la adquisición de competencias en torno a una disciplina
determinada, hoy más que nunca surge la necesidad de contar con profesionales
de la educación, tanto conocedores de metodologías que integran las nuevas
tecnologías, como al mismo tiempo con un alto grado de reflexión sobre sus
prácticas que se debe orientar en el logro de la motivación y dedicación de los
alumnos, solo así la escuela podrá responder a las necesidades que plantea
vivir en una sociedad del conocimiento2.
1Sobre las nuevas tecnologías de la educación
a distancia. “E-ducación’: nuevas
tecnologías y educación a distancia”, citado en UNESCO 2005.
2Manuel Area Moreira, “La competencia digital e informacional en la escuela”. Universidad Internacional Menendez y Pelayo Santander,
2009
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