La discusión
sobre “nativos digitales” y sus competencias, es una de las temáticas que se ha
posicionado dentro del presente siglo, lo que probablemente intenta dar
respuesta a los desafíos que demanda hacer frente al complejo proceso pedagógico
del siglo XXI.
Marc Prensky,
precursor en acuñar el término “nativos digitales”, sustenta su investigación
en las abismante diferencias existentes entre los niños y jóvenes actuales, y
aquellos que formando parte de generaciones anteriores, no habrían estado
sujetos ni al presente contexto global ni a los estímulos que generar vivir
insertos en una sociedad de la información. Para el doctor, la singularidad de la presente generación es
el resultado de la veloz e ininterrumpida difusión de la tecnología digital,
que aparece en las últimas décadas del siglo XX. Sus postulados reciben el
respaldo del doctor Bruce D. Berry, de la Universidad de Medicina de Baylor,
quien sostiene que “diversas clases de
experiencias conducen a diversas estructuras cerebrales”, a lo que se suman
recientes investigaciones en neurobiología, que afirmar que ciertos tipos de estímulos
modifican las estructuras cerebrales y afectan la manera de pensar, en tanto
que desde la psicología social se defiende que, el entorno y la cultura en que en
la que se crece afectan, e incluso determinan, muchos de los procesos de
pensamiento1.
Los niños y jóvenes
que hayamos en nuestras aulas hoy, son hijos de una sociedad de la información,
que los ha fecundado y criado, bajo el acceso permanente a juegos, dispositivos
de bolsillo, y computaras personales (entre muchos otros elementos de
información), que han formado una generación que demanda con urgencia repensar nuestro
sistema de educación, asumiendo un contexto diferente, entendiendo las
necesidades actuales, integrando la diversidad, e incorporando en nuestras
prácticas formatos educativos basados en el entretenimiento, dirigidos a
aquellos que como diría Prensky aprender como “nativos digitales”.
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